octubre 16, 2006

UN CAÑETINO EN MELBOURNE, OTRA HISTORIA DE ESFUERZO LIGADA A LA RADIO

A consecuencia de mi columna del reciente martes 10 del presente mes titulada “Mi hermano y yo…una historia de esfuerzo y sacrificio”; el Señor Eduardo Sáez; a quién no tengo el agrado de conocer personalmente, ingresó un comentario que en parte dice lo siguiente:

“…Si leen crónicas antiguas mías podrán ver que emplacé a Clímaco, a Homero y a muchos otros a que escribieran de Cañete (no sabía que lo hacían) de su infancia, de sus experiencias. Decía que así podrían desde sus propios puntos de vista colocar la historia del país y de nuestro pueblo al día. Así también incentivamos a talentos que no sabían que lo eran, que no escribían por vergüenza, humildad o qué se yo. Hemos visto resultados maravillosos. Y UD. ¿cuándo lo hará?”

Termina preguntando: Y usted ¿cuando lo hará?...; la respuesta llegó a mi correo electrónico desde Melbourne-Australia y en él un chileno (cañetino) residente allí me cuenta de sus propias experiencias para encontrar el rumbo de su vida y proyectar el futuro para sí, y los suyos.

Junto con ello me hace recordar algunas personas y situaciones que al ser colocadas nuevamente en mi memoria me llevan a pensar y reconocer en realidad “que este mundo es muy pequeño”; porque lo que parecía lejano y olvidado; está, diríamos “a la vuelta de la esquina”

Por ejemplo; quién no conoció en su momento de esplendor el Restaurant “El Indio” ubicado en la esquina de las calles Arturo Prat con Segundo de Línea de propiedad del Señor Gabriel Díaz y que por los primeros años de la década del ´70 administraba un familiar suyo ( Don Miguel Carrillo con quién la última vez que conversé fué en el año 1980) y quién más tarde abrió su propio restaurant frente a la Plaza Caupolicán llamado Los Copihues, pero fue conocido popularmente como “El Indio Chico”.

Pues bien; como decía antes, Don Javier Carrillo, hijo de Don Miguel a través de un e-mail me cuenta sus experiencias de vida y de paso responde a Don Eduardo Sáez su pregunta…Y UD. ¿cuándo lo hará?

He aquí su historia, la que generosamente comparto con ustedes porque no deja de ser apasionante:

“Hola Buenos días,Una vez mas los temas del recuerdo son muy preciosos y al mismo tiempo tristes.

Recuerdo que frente a Radio Millaray estaba el restaurant “El Indio”; creado por mi tío abuelo José Carrillo, el mismo que mis padres tuvieron a cargo por algunos años durante los ´ 70. Más tarde nos movimos a la plaza Caupolicán con el restaurant “Los Copihues”, que ya no existe, pero la gente lo conocía como “el indio chico”. Por aquellos años yo tendría 4 a 6 años de edad. Aun así me acuerdo de toda esa época. Hoy tengo 38 y llevo 19años en Melbourne Australia. Ya llevo la mitad de mi vida vivida en este país y aun así recuerdo con mucho cariño a nuestro querido Cañete.Por el ´85 tuve la oportunidad de leer “La Casa del Farolito Azul” de Oscar Castro, me lo prestó mi polola en esos entonces, ahora mi esposa. Muy buen libro; confirmé con él que yo no era el único que había tenido una niñez difícil. Leer ese libro me dio fuerzas para esforzarme y salir adelante.Mi papá se llamaba Miguel Carrillo Henríquez, mi mamá Fresia María Díaz Carrillo; creo que llegaron a fines del año ´73 de regreso a Cañete desde Santiago para hacerse cargo del Restaurant El Indio que en esos momentos pertenecía a mis tíos Eusebio y Gabriel Díaz Carrillo. Al lado del restaurant estaba la fábrica de cecinas “Las Tres B”. Bueno la cosa es que mis tíos siguieron con la fábrica de cecinas y mis padres trabajaron “El Indio” por unos tres años; hasta 1976.

A fines del ´76 abrieron el restaurant Los Copihues; alias el “Indio Chico”; más o menos hasta fines de 1996. Las fechas exactas no las recuerdo.

Mi padre; lamentablemente falleció en marzo de 1990 a los 54 años de edad, después de una larga lucha contra el alcohol

En el ´ 86 tuve la oportunidad de hacer la práctica en la emisora Diego Portales en calle Ejército Nº 125 en Santiago. Había terminado de estudiar en el Liceo Técnico A-112 de La Cisterna como técnico electrónico. Esa oportunidad me abrió los ojos al mundo de la radio, no como locutor si no como técnico y panelista. Mi tarea principal era mantener los estudios 100%, las rutinas diarias eran seguidas al pie de la letra. Al tiempo después el jefe del departamento técnico se dio cuanta de mi interés en los panels (consolas de sonido).

Un día estaban necesitados de uno para el Studio de grabaciones y al escuchar al jefe de los panelistas (radio-controladores) quejarse de que no tenía a nadie disponible para editar unas entrevistas importantes; mi jefe le dijo que hablara conmigo. Me llamo al Studio y me preguntó si sabía usar los panels y como “parchar” en los equipos de grabaciones, le respondí que sí. Me pidió que le mostrara; que le traspasara de una grabadora portátil a una cinta, 3 minutos de entrevista, lo hice en 10 minutos y me ofreció trabajar para él todos los días en las tardes durante 5 horas.

Así comencé otra etapa de mi vida. Los domingos trabajaba como panelista de dos turnos; uno en radio Portales, y el otro en radio Corporación que estaba en el mismo piso del edificio. También hice turnos en el Studio para los periodistas que llegaban con entrevistas grabadas. Tenía que editar las entrevistas al gusto de los periodistas y prepararlas para los noticieros.

Tenia 16 años y ya tenia una fama entre lo que se podría llamar un alto nivel radial.

Mas tarde me dieron más trabajos y me asignaron el Studio para preparar comerciales con jingles y voces; llegaban las estrellas, los locutores de planta, y me gastaba algunas horas haciendo los comerciales como los clientes lo querían.

En el tercer piso estaba radio Carolina FM, ahí me tocaba trabajar los días feriados y las noches de los viernes haciendo reemplazos. Además preparaba el auditorio para grabar la Bandita de Firulete, colocaba los micrófonos; limpiaba los cabezales y los desmagnetizaba, hacía lo mismo con las cintas que el productor traía para las grabaciones, ahí fue solo un asistente.

No podía convencerme de que lo que escuchaba en radio cuando estaba chico no era más que un acto.El ´86 y ´87 pasaron volando, la experiencia ganada no tiene precio, lo malo era que la mano de obra era mal pagada.

Para fines del ´87 ya sabia que Australia era mi siguiente parada, así es que dejé emisoras Diego Portales y me dirigí a Cañete a esperar el día que saldría de Chile. Mientras tanto trabajé en radio Revelación como panelista (radio-controlador), lo hice hasta septiembre del ´88; una semana más tarde estaba camino a Australia.Oscar Castro para mí representa lo mas simple de nuestra tierra, tengo todo sus libros, y de vez en cuando los vuelvo a leer para no olvidarme de mi pasado.Saludos

Como pueden ver estimados lectores es la apasionante y bella historia de un chileno; cañetino además, como tantos que se esparcen por el mundo buscando mejores expectativas de vida para sí y su familia; pero que llevan en su corazón y en su mente grabados a fuego el nombre de su pueblo, de sus calles y lugares que les vieron nacer, crecer y abrir los ojos al mundo.

Chilenos-cañetinos que por donde caminen hablarán de su tierra y su gente como lo más preciado de sus vidas; que no son ni “cañetinos ilegítimos” ni “cañetinos de la diáspora” como se atreve a calificarlos cierto “amigo” mío


Porque es verdad que existen dos clases de cañetinos, y de eso no cabe duda, quienes aman Cañete viviendo allí; y quienes le aman y lloran desde lejanos lugares.

Y USTED… ¿cuando me enviará su historia?; la espero.

Escribió: FRANCISCO FLORES OLAVE

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1 comentario:

genesingrid dijo...

Estimado amigo Luis, le saludo desde su Amada Tierra de Cañete, donde me deleito entre otras cosas, cada día al recorrer los campos, entre esos sus orígenes...Cayucupil. Cada sábado desde los lugares celestiales declaro Palabras desde el corazón del Padre Celestial en un espacio que se llama Nuevo Tiempo en la radio Vanguardia. Doy gracias a Dios porque en esta tierra naci de nuevo, podría llamarme ahora cañetina de corazón jajaja y además los niveles de revelación que he alcanzado por la gracia del Señor no es casualidad que sea precisamente en esta tierra que fluye leche y miel. El fruto que se nos viene es tramendo. Le saludos y bendigo en el nombre de aquel que vive y reina y declaro prosperidad sobre todas las áreas de su vida...a la dstancia aliento desde el cielo y Dios prospere toda obra de sus manos.